Hoy nos sentamos con... Rosa Estremera
Nacida en Ceuta en 1966 se afinca en Madrid en 1988. Psicoanalista y poeta, ha publicado desde 2014 seis libros de poesía con la editorial Vitruvio y ha conseguido hacerse un lugar entre las mejores poetas del panorama actual literario. Con obras ya consolidadas como Las Tierras que nos cubren, El monopolio de los árboles que
fue elegido entre los doce mejores libros de poesía por la Asociación de
Editores de Poesía (A.E.P) en 2019 y que tuvo dos ediciones, cómo también las tuvo, la segunda ampliada, Todos los cuentos son tu mirada. Nos lleva aún más allá con este personal, valiente y biográfico camino por su historia. Herida propia, su último libro, apenas presentado hace unos días abre un interesante camino poético del que charlamos a continuación…
-¿Qué se hiere, si hiere, en herida propia?
Hiere la vida, el amor, la muerte, la infancia, la desilusión, las traiciones…
-¿No son esas muchas heridas?...
No, no, hay muchas más, casi tantas cómo días vividos y van unos cuántos. Todas las vivencias que
nos acompañan desde el nacimiento dejan la huella, la marca imperecedera de lo que somos. Es más, diría que conocer las heridas nos otorga el poder de
sanarlas y sublimarlas para posicionarnos ante la vida con una mayor capacidad
para poder disfrutarla.
-Sólo hay dolor según me dice…
Por supuesto que no.
Tengo que aclarar que el significante herida no sólo lo tomo en su connotación de dolor, también y sobre todo como aquello que nos marca y nos deja un vestigio estructural que va a ayudar a conformarnos como somos, desde este lugar las alegrías, las ilusiones, el amor también son heridas. Heridas que nos hacen.
-¿Qué pueden ofrecernos estas heridas, qué nexo puede encontrarse, si lo hubiera, entre este libro y el lector?
Herida propia es sin duda mi libro más personal, autobiográfico y confesional. Un libro que recorre las historias que me han marcado como te decía antes, las historias que me han hecho ser como soy y eso paradójicamente es lo que nos une, mis historias son las tuyas también, si no todas, la mayoría, a ti y a todos, porque todos hemos besado por primera vez y también llorado por un amor perdido, todos hemos vivido un verano inolvidable, el aroma del primer cigarrillo, las traiciones, la muerte de un ser querido, las fiestas del pueblo, las tostadas del domingo, mis historias también son las historias de todos.
-¿Cómo se gestiona esta desnudez tan característica en el libro, es valentía?
Sinceramente ha sido muy difícil superar el pudor y una cierta autocensura que bajo los recursos estilísticos que me otorga la poesía me he ido, de alguna forma, escondiendo, ocultándome. Pero de alguna manera ha sido liberador enfrentarme y superar temas muy sensibles y de gran importancia para mí, cómo mi relación con la religión o las historias que no sólo se refieren a mí misma, si no a personas de mi entorno más cercano y familiar, eso ha sido el escollo más difícil de superar. No lo llamaría valentía, más bien necesidad de poner cada cosa en el lugar que corresponde.
-Háblame de esa relación con la religión…
Creo que una de las crisis más grandes en mi vida fue cuando con unos treinta años se me cuestionó la comunión de mis hijos por estar divorciada. Fue un punto de inflexión en mi relación con la Fe y sobre todo con la iglesia. Lo cuento en el poema Adúltera
de este libro. Para mí, una de las grandes heridas.
-¿A qué te refieres con las personas de tu entorno?
Este libro es un libo que también habla de lo femenino, de la mujer, de las mujeres de mi historia. De mi abuela y de mi madre. Mujeres valientes. La historia de mi abuela, una mujer hecha a sí misma que aprendió a sobrevivir desde la infancia y superó a una sociedad oscura, una mujer maltratada y herida profundamente que sin embargo mostró una gran fortaleza y supo darle a mi madre todo aquello que ella no tuvo. Yo, como digo en uno de los poemas, nací en otro mundo por ella. Mujeres que supieron fabricarse las alas de un dragón, sin duda sus historias me han hecho ser la mujer que soy y tener la posición que tengo ante el mundo. Desde aquí mi amor y mi profundo agradecimiento.
-¿Qué hay cómo psicoanalista en este libro?
Todo, no puedo, ni quiero separar mi lado poético de mi faceta psicoanalítica. Hay un poema en el libro titulado Poeta y psicoanalista que empieza con un verso que dice: Que no se me olvide que yo, lo que soy, es poeta, pero por otra parte en otro verso digo: Si nací poeta me hice psicoanalista sin saber que ambas cosas eran lo mismo.
-¿Sólo un poema?
Un poema que pone de manifiesto que yo soy escrita, escrita por los versos y la palabra que en muchas ocasiones surge de lo más profundo y oculto, de lo inconsciente. El libro cómo si de una analizante se tratara va desentrañando historias desde el nacimiento hasta la actualidad. Síntomas, heridas de mi yo más profundo, llevando a través del poema, lo inconsciente a lo consiente y así superarlo, sublimarlo en herida escrita, en herida propia.
-¿Y el amor?…
El amor está tremendamente presente, como decía al principio, hay heridas de amor, de amor verdadero, de amor pasional, fraternal, de ilusiones, de amistad, de deseo cómo
motor de la vida.
“Somos juntos lo que ya
habíamos sido.
Hemos llenado los días y
los años con los gestos que nos regalamos,
con la fuerza para superar
la vida y las caricias para curar la amargura.
Mañana serás de nuevo ese
cielo dónde poder encontrarme.”
Del poema El hombre de mi vida.
-¿Queda algo sin remover en este libro?
Seguro que sí, lo que sin duda ofrece es mi verdad, me ofrezco sin tapujos, mis historias son lo más cercano a la certeza que puedo haber escrito. Soy herida propia de mi historia, acurrucada en los brazos de un sueño que jamás imaginé.
Habrá que leer con todo cuidado y emoción los versos, las historias encerradas en este libro Herida propia, que como bien dice Rosa Estremera son autobiográficos y universales. Le robo un verso, porque la vida se inventa…
Por María J. López Asuar